Paso los días, las noches enteras, pensando en el amor que corre por mis venas

SABIDURÍA.   

A veces me enojo, pero me enojo mucho, mucho, mucho.
Hay cosas que me sacan, pero que me re-sacan. Se piensan que gritando escucho mejor, eso me saca. Me enoja mucho enojarme. Y tanto que me enojo me pongo triste. Nadie escucha. Nadie mira. A nadie le importa lo que siente el otro. Atacar es más fácil que escuchar. Gritar es más fácil que abrir los ojos. 

Las palabras son balas cuando se gritan, y es así, lastiman, hieren. La bronca saca lo peor de vos. Un enfermo necesita cura. Una herida del alma necesita cura.
En vez de destruir hay que construir. Destruir enferma y construir cura. Para mi curar es dar la mano. Curar es amar. La cura es un puente, un puente que une. La cura necesita un tiempo, necesita amor. La cura necesita un esfuerzo. La cura necesita paciencia. La cura necesita de todos.
Curar es cuidar. Dejarse cuidar es dejarse curar. 


Es triste y da bronca, pero hay cosas que no tienen cura.


Dicen que un deseo no muere, insiste, insiste hasta que se hace realidad.
Un deseo que no se realiza nos vuelve tenaces, o nos obsesiona. Pero algo que dejamos de lado, algo que ignoramos, por negligencia, cobardía, se convierte en asignatura pendiente.
Una asignatura pendiente es algo más que un deseo insatisfecho, es algo que te encierra en el pasado, es un ciclo que no podes cerrar.
Una asignatura pendiente es una vuelta al pasado para poder avanzar hacia el futuro.
Uno no va detrás de una asignatura pendiente, es ella la que te persigue.
Una asignatura pendiente te atrapa en un momento y no te deja avanzar.










RECUERDOS.
Desde el momento que te vi, supe que ibas a ser algo en mi vida. Te vi, y te mire durante tanto, tanto tiempo, que desde ese momento creo en el amor a primera vista. En ese momento me focalice solo en vos, tu pelo, tus ojos, tu sonrisa, y te observe hasta el punto de ver que tu boca estaba de color azul, asique imaginas como me atrajiste?  Al otro día me levante temprano y me acorde enseguida de vos, y fui rápido a la computadora para ver si te encontraba, y si, tuve esa suerte. Con el tiempo nos relacionamos, y entre tantas charlas, empezaste a gustarme más de lo que pensé... En fin, salteando muchas cosas, hoy estamos juntos hace varios meces (febrero-septiembre) y estoy muy contenta de haberte conocido. Me mostraste un lado de vos que creo que ni vos lo conocías, una persona hermosa, sensible, simpática entre otras... Vivimos muchísimas cosas, y de cada cosa, quedó en nosotros una anécdota, un aprendizaje,  un recuerdo, miles de recuerdos, recuerdos inolvidables.
Estoy realmente feliz, de haberte conocido, de haber compartido tanto, de haber vivido lo que vivimos. Espero poder compartir mucho mas, espero vivir mucho mas, espero crecer con vos al lado, es un placer tenerte en mi vida. Siempre, pero siempre, voy a estar para vos, para lo que necesites, cuidándote, ayudándote, para cuando necesites un hombro, para cuando necesites descargar. Todos necesitamos a alguien que esté ahí para nosotros, a alguien que sabemos que siempre va a estar, a alguien incondicional, y nunca dudes de mí, porque estando o no en una relación, voy a estar para vos, jamás voy a ignorarte. Podes confiar plenamente en mí, nunca voy a faltarte, como nunca te falte. Y creo que no hace falta decírtelo porque siempre que me necesitaste estuve apoyándote, escuchándote, retándote, tomes como te lo tomes todo lo que te digo es por tu bien. Me importas mucho.
Gracias y perdón por todo, pero más que nada gracias por todo lo que hiciste por mí; gracias por bancarme; gracias por estar la mayoría de las veces que te necesite; gracias por esos momentos de felicidad, gracias también por las lagrimas, gracias por cada pelea; de todo lo vivido queda algo. -Si una persona es inteligente, de cada error aprende la “lección”
Deseo lo mejor para nuestra relación, te deseo lo mejor a vos, y ya lo sabes todo. Lo único que quiero es que seamos felices, poniendo todo, haciendo mil esfuerzos, con voluntad, con empatía, con ganas, porque como ambos decimos, “el que quiere puede”.
Te adoro. 



Los días van pasando vos ni te das cuenta y de pronto, primavera. La vida va cambiando silenciosamente, pero un día abrís los ojos y ves que todo cambió.
Pero no solo la vida cambia sino que también cambia nuestra manera de ver la vida. Un día te das cuenta que lo que ayer veías de una manera hoy lo ves de otra. Cosas que antes ni veías de pronto las empezas a ver en todos lados. Es como un despertar. Y cuando eso se despierta todo cambió, no se puede frenar, como la primavera.
Y cuando cambió la vida y tu manera de ver la vida ya nada se puede hacer. Es tiempo de cambios.

Una promesa es como dar un cheque, tenés que tener fondos para poder pagarlo. Una promesa es como viajar en el tiempo, es asegurarle a alguien que en un futuro las cosas van a ser como vos decís.
Una promesa no es una posibilidad, es un hecho, es decirle a alguien ‘contá con eso’.
Cuando le prometes algo a alguien tenés que saber que el otro cuenta con eso. Sos responsable de lo que prometes.
Para cumplir una promesa hay que resistir, porque uno nunca promete algo fácil, siempre prometemos cosas difíciles que llevan sacrificio y esfuerzo.
Porque una promesa incumplida es una deuda que crece y te persigue a todos lados.
Para cumplir una promesa hay que tener fe. Para cumplir una promesa hay que ser perseverante, como en un ring de box donde se pelea hasta el último round.
Para cumplir una promesa hay que darle valor a las palabras. Una promesa es un juramento donde la palabra es la garantía.
¿Hay instrucciones para cumplir una promesa? Creo que sí. Todas se reducen a una regla clara y sencilla, tan solo cumplir con lo prometido.
A ti te estoy hablando a ti, a ti el que no escucha...




A veces da julepe abrir los ojos, porque por ahí los abrís y ves todo patas para arriba. Y eso es lo que en verdad da miedo, los cambios. Como un chico que juega a las escondidas tapándose los ojitos, creyendo que así no lo ven, uno a veces cierra los ojos como si así fueran a desaparecer los problemas. Como si muerto el cartero, fueran a desaparecer las cartas fuleras. Uno se hace el perro que tumbó la olla, como si el dolor que siente no existiera. Uno detesta y ama a esa persona o a ese espejo que te canta las cuarenta. Uno detesta y ama a quien abre tus ojos.
Abrir los ojos tiene gusto a membrillo con queso: es agridulce. Por un lado, como que se pierde la magia, pero por el otro... se sale del engaño. A veces lo que tenemos que ver es tan horrible, que preferimos hacer la vista gorda y cerrar la tranquera, y vivir en una cajita de cristal. Y otras veces la burbuja se pincha, y no queda otra que abrir los ojos y mirar lo que no queremos ver. El corazón se nos estruja y nos quedamos sin aire, ahogados.
Duele abrir los ojos. Es como salir de la oscuridad, que la luz te enceguece. Ojos que no ven, corazón que no siente. Mejor mirar para otro lado, dicen. Meter la cabeza en la tierra como hace el avestruz. Pero para que algo cambie hay que romper la burbuja, hay que salir de la cajita de cristal. Abrir los ojos y animarse a ver, aunque lo que haya para ver nos estruje el corazón.



¿Cómo empieza una guerra? Todo empieza con una diferencia de criterios. Unos piensan una cosa, otros piensan otra. Pero después, algunos quieren imponer su criterio y empiezan las discusiones. Y en un momento se deja de razonar, y comienzan los enfrentamientos. Sólo resta tener a mano algo con lo que imponer un criterio a la fuerza, y no hace falta más. Ya se desató la guerra. Una vez en guerra, sólo se puede desear algo de paz.
Nada da más paz que volver a casa. Volver a tu lugar, a tus olores, volver a la gente que amás y que te ama. Eso da mucha paz. Todos los viajes en realidad son un viaje de regreso a casa.
¿Por qué los viajes nos cambian? ¿Por qué al volver de un viaje sentimos que no somos los mismos que antes? El regreso a casa tiene una mezcla de melancolía y felicidad. Melancolía por todo lo nuevo que dejamos atrás, y felicidad por volver a casa. Porque en casa... siempre hay algo de paz.

Cuando no sabes a dónde vas, cualquier camino puede servir. Dan miedo los cruces de camino. Da miedo partir. Da miedo volver. Las preguntas, las respuestas dan miedo. Si no sabes hacia dónde vas, lo mejor es dejarte llevar, como flotando en el viento.
A veces hay que desprenderse del equipaje, y como una pluma, dejarse llevar por el viento. Como decía el poeta González Tuñón, “para que a cada paso, un paisaje, una emoción o una contrariedad nos reconcilien con la vida pequeña, y su muerte pequeña”. Para que un día nos queden unos cuantos recuerdos, para poder decir “estuve en tal recodo”, para poder decir “estuve en tal pasión”, para poder decir “estuve en tal pueblo fantasma, en tal amistad, haciendo tal cosa”. Para poder decir “yo estuve ahí”. Para poder hacer todo eso, es necesario no temerle a partir, ni a volver. Porque estamos en una encrucijada de caminos que parten y que vuelven, si no sabemos hacia dónde ir, hay que dejarse llevar por el viento.
El viento lleva, y a la vez trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados. Flotando en el aire, están todas las preguntas y todas las respuestas. Y flotando en el viento, iremos a donde debamos ir.


Y si te vas también me voy 
Y si no estás tampoco estoy 

Y nada importa nada sirve nada vale nada queda
 
Sin tu amor





Hay un lugar al que me voy cuando estoy triste, es un lugar dentro de mí que nunca viste
Ya es muy tarde para ser esa nena que hoy tiene que crecer, yo prefiero una mujer y todavia eso esta por suceder 

NENA YA NO HAY CUENTOS DE HADAS

Hay muñecas, que guardar 
ya es momento de dejarlas atrás 
Es la vida  y hay que aceptar cuando nos dice que debemos cambiar